¿QUÉ ES?
La
vasculitis es una inflamación de los vasos sanguíneos. Ocurre cuando el sistema
inmunitario del cuerpo ataca a los vasos sanguíneos por equivocación. Puede
ocurrir por una infección, una medicina u otra enfermedad. La causa es a menudo
desconocida.
La vasculitis
puede afectar las arterias, venas y capilares. Las arterias son vasos que
trasladan la sangre desde el corazón hacia los órganos del cuerpo. Las venas
son vasos que trasladan la sangre de regreso al corazón. Los capilares son
pequeños vasos sanguíneos que conectan a las arterias y las venas de menor
tamaño.
¿A QUÉ SE DEBE?
El origen de esta patología
permanece todavía incierto, salvo en el caso de la vascultitis
leucocitoclástica por hipersensibilidad, en la que se puede identificar una
causa desencadenante (fármacos, infecciones víricas o bacterianas, o proteínas
heterólogas en el caso de la enfermedad del suero).
SÍNTOMAS Y
DIAGNÓSTICO
Los síntomas generales de esta enfermedad inflamatoria
suelen ser fiebre, cansancio,
pérdida de peso, afección del estado general, y el desarrollo de
manifestaciones clínicas locales como consecuencia de la
disminución del flujo sanguíneo que se traduce en isquemia o infarto visceral
por oclusión de los vasos sanguíneos (síntomas neurológicos, dolor abdominal,
compromiso renal, etcétera)
Los expertos han identificado hasta once tipos de vasculitis en función de la
localización de los vasos afectados, sus diferentes tamaños y los distintos
hallazgos histológicos objetivados en la biopsia. Esta prueba es el método
diagnóstico ideal, y unida a los otros datos clínicos, analíticos y pruebas de
imagen darán la clave diagnóstica, difícil de averiguar en muchos casos.
TRATAMIENTO
El tratamiento de las vasculitis sistémicas ha experimentado
cambios sustanciales en los últimos años. La ciclofosfamida sigue teniendo un
papel crucial en la inducción de remisión en formas severas, reduciendo
considerablemente la mortalidad. Sin embargo, su empleo conlleva una importante
toxicidad a largo plazo y el acúmulo de morbilidad derivada de un control
subóptimo del proceso. Se han desarrollado estrategias para limitar la
exposición al fármaco y minimizar su toxicidad, como son el uso de pulsos
endovenosos como alternativa a la vía oral y la estrategia secuencial. Tanto
para inducir remisión en casos no severos como para el mantenimiento de
remisión se preconiza el empleo de inmunosupresores alternativos, como son el metotrexate,
la azatioprina o la leflunomide.
No hay comentarios:
Publicar un comentario