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viernes, 25 de mayo de 2018

HEPATITIS AGUDA



¿QUÉ ES?

La hepatitis aguda es una enfermedad hepática causada por el virus de la hepatitis A. Este virus se transmite principalmente cuando una persona que no está infectada y no está vacunada come o bebe algo contaminado por heces de una persona infectada por ese virus.

Esta patología está vinculada con la falta de agua salubre, la mala higiene personal y un saneamiento deficiente.

CAUSAS

Se conocen numerosas causas, como infecciones por virus, bacterias o parásitos; trastornos de tipo autoinmune; lesiones debidas a la interrupción de la irrigación sanguínea normal del hígado; traumatismos; presencia en el organismo de determinadas drogas, toxinas, medicamentos, etc; y presencia de trastornos de tipo hereditario como fibrosis quística o enfermedad de Wilson.

TRATAMIENTO

En la mayoría de las personas no es necesario ningún tratamiento especial, aunque las que padecen una hepatitis aguda excepcionalmente grave requieren hospitalización. Después de los primeros días, la persona suele recuperar el apetito y ya no tiene que permanecer en cama.

Las personas con hepatitis no deben consumir alcohol hasta estar totalmente recuperadas. A veces es necesario que el médico interrumpa la administración de un fármaco o reduzca su dosis, cuando este, debido a la incapacidad del hígado infectado para procesarlo , se acumula en el organismo con riesgo de alcanzar concentraciones tóxicas. Por lo tanto, la persona debe informar al médico de todos los fármacos que está tomando para que este realice los ajustes de dosis que sean necesarios.

Si la hepatitis B provoca una hepatitis muy grave, los fármacos antivíricos pueden ser de ayuda. Sin embargo, el trasplante de hígado es el tratamiento más eficaz y posiblemente, la única esperanza de supervivencia.

SÍNTOMAS

La hepatitis vírica aguda puede dar lugar a cualquier cuadro clínico, desde una gripe hasta una insuficiencia hepática mortal, aunque a veces cursa de forma asintomática. La gravedad de los síntomas y la velocidad de recuperación varían considerablemente en función del tipo de virus y de la respuesta de la persona a la infección. La hepatitis A y la hepatitis C suelen cursar con síntomas muy leves o ser asintomáticas y pueden pasar inadvertidas, mientras que las hepatitis B y E producen síntomas graves con mayor probabilidad. La infección simultánea por los virus de la hepatitis B y D (llamada coinfección) hace que los síntomas sean aún más graves.

Los síntomas suelen aparecer repentinamente y son, entre otros, falta de apetito, náuseas, vómitos y a menudo fiebre y dolor en la parte superior derecha del abdomen (donde está localizado el hígado). En las personas fumadoras, el rechazo hacia el tabaco es un síntoma típico.

Por lo general, entre 3 y 10 días después, la orina suele volverse oscura y aparece ictericia (coloración amarillenta de la piel y de la parte blanca de los ojos, ver Ictericia en adultos); síntomas que se deben a la acumulación de bilirrubina en la sangre. La bilirrubina es el principal pigmento de la bilis, el líquido digestivo amarillo-verdoso producido por el hígado.

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