Lo de ayer ya se vivió hace 12 años en Valdebebas. Un 25 de abril de 2006, concretamente. «No tengo ganas de iniciar otra temporada a sabiendas de que no podré hacerlo mejor de lo que lo estoy haciendo». Zinedine Zidane renunciaba a su último año de contrato como futbolista del Real Madrid con los mismos argumentos, plagados de honestidad profesional, que ayer le sirvieron en su despedida como técnico. Los compromisos firmados, en esta ocasión hasta 2020, pesaron menos que la brutal exigencia diaria del gran dominador del fútbol europeo. De sobra lo sabe Zizou, el hombre que mejor comprendió la realidad de este club en el siglo XXI.
El pasado 10 de enero, Zidane anticipó también la despedida de ayer. «Siempre voy partido a partido y año a año. No miro más allá. Disfruto de lo que hago, del día a día, pero no me veo como entrenador del Madrid en dos años porque sé que aquí no funciona así. Pese a que tenga contrato. Eso no significa nada»
Zinedine Zidane se marcha abrumado ante la posibilidad de no poder responder a las expectativas que este equipo crea en cada temporada. Sabe que la plantilla necesita cambios para rendir como le exigen desde el club. Está bien lo de la Champions League, pero quieren más o por lo menos estar a la altura de lo que es y significa el Real Madrid en Liga y Copa, algo que no ha sucedido esta temporada.
El ya exentrenador del Real Madrid mantiene que el único motivo es el de la necesidad de que el grupo encuentre estímulos nuevos. Cierto, pero muchos de esos alicientes pasan por algunos cambios en el grupo que nunca ha contemplado hacer. Ni quiere ni ha tenido intención alguna de dar forma a ese nuevo Real Madrid o por lo menos a ese equipo con caras nuevas y de despidos obligados.
El punto de inflexión llegó con la eliminación de Copa. Entendió que había sido un fracaso y que en esos momentos no estaba a la altura de lo que representa el Real Madrid. Lo pasó mal y se dio cuenta de que el equipo necesitaba nuevos escenarios en los que moverse, pero en ningún momento quiso emitir señal alguna de debilidad. Siempre con el equipo y el club por delante.
Zizou se va, pero no piensen que va a buscar acomodo en un banquillo, renunciando al del que él considera el mejor del mundo. Para nada. Solo hay un posible destino y ese es el de la selección francesa, pero sin prisa. Y es que, tal y como dijo Florentino Pérez, el Real Madrid es y será siempre su casa.
El presidente, que intentó convencerle durante dos horas ayer. Fue su gran apuesta, primero como jugador y después como entrenador y no le ha fallado. En las cinco Champions logradas por Florentino Pérez en todas ellas ha estado Zinedine Zidane de una u otra manera. Jugador, ayudante y técnico. Y ahora no quiere que se aleje.
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